
Desde 1977, un símbolo de devoción mariana en Corregidora.
El Movimiento de Schoenstatt llegó a Querétaro en 1974, impulsado por jóvenes, seminaristas y sacerdotes que buscaban fortalecer su fe y devoción mariana. Tres años después, en 1977, se concretó uno de sus anhelos más grandes: la construcción de un Santuario en tierras queretanas.
El terreno elegido, ubicado en Corregidora, se convirtió en un espacio simbólico desde el inicio. El 19 de agosto de ese año, Hermanas de María y Sacerdotes Diocesanos colocaron una medalla en el lugar como signo de fe, pidiendo la guía de la Virgen María. Según los fieles, un arco iris doble apareció ese mismo día, siendo interpretado como una señal divina que confirmaba la elección del sitio.
El Santuario, una réplica del original en Alemania, fue inaugurado como un espacio dedicado a la Virgen de Schoenstatt. Su ubicación estratégica, a solo 5.8 kilómetros de la capital queretana, lo convierte en un destino accesible para miles de peregrinos que buscan refugio espiritual.
Además de su historia fundacional, la fe popular narra un evento milagroso que incrementó la devoción local: la aparición de la Virgen Peregrina dentro de un mezquite tras el impacto de un rayo. Este suceso reforzó la creencia en el carácter sagrado del Santuario.
El Santuario de Schoenstatt ofrece a sus visitantes las tres gracias características de este movimiento: el cobijamiento, que brinda consuelo y protección espiritual; la transformación interior, que impulsa el crecimiento personal; y el envío apostólico, que inspira a los fieles a trabajar por la comunidad.
Hoy en día, este lugar sigue siendo un pilar de devoción y un punto de encuentro espiritual tanto para los queretanos como para visitantes de otras regiones. Su historia y significado lo consolidan como un símbolo vivo de fe y milagros.