Hacer un uso excesivo del ‘smartphone’ en posturas inadecuadas puede causar ciertas lesiones, y no hay evidencias de que vaya a impulsar cambios evolutivos

Los adolescentes pasan de media hasta seis horas al día con el móvil. Hay quienes superan las 10 horas de uso diario. Vivir enganchado al smartphone tiene consecuencias. Mientras que algunos expertos llaman WhatsAppitis a la tendinitis del pulgar por usarlo de forma excesiva, otros investigan si está cambiando la forma en que interactúan los pulgares y el cerebro. Pero los efectos no terminan ahí: pasar tantas horas frente al móvil también puede afectar a los codos, los hombros, las cervicales o los ojos. ¿Cuál es el precio físico de vivir pegados al teléfono? ¿Podría evolucionar el cuerpo si esta tendencia continúa?
“El uso constante del móvil genera posturas inadecuadas y una serie de movimientos repetidos de nuestros pulgares cuando escribimos cualquier mensaje o cuando nos deslizamos a través de las pantallas táctiles”, explica Jonatan Alonso Morte, diplomado en Fisioterapia y miembro del grupo de trabajo de estilos de vida y determinantes de salud (eVIDE) de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.
Estos movimientos pueden crear una sobrecarga en los tejidos de los dedos: “Principalmente, van a afectar a nuestros tendones, músculos, huesos, articulaciones y nervios, pudiendo causar diferentes patologías que nos causen dolor, rigidez o incluso inmovilidad de nuestros pulgares”. María Martín Jiménez, fisioterapeuta de atención primaria en Ávila, ha atendido a varios adolescentes con problemas en la articulación trapeciometacarpiana —situada en la base del dedo pulgar— por abusar del móvil y la PlayStation.Más información